viernes, 14 de diciembre de 2007

Cómo intimar con una compañera de trabajo sin hacer el ridículo


Te gusta una compañera del trabajo. Y te gusta mucho. No dejás de mirarla. Sabés que un día ella devolverá el gesto y se cruzarán en algún pasillo. ¿Qué decir? ¿Cómo hacer para no quedar como un verdadero estúpido cuando haya que intercambiar más de tres palabras? Tranquilo. Conquistarla es mucho más sencillo de lo que te imaginás. Con algunos tips, la tarea es pan comido.

Primero hay que saber que ellas, según cuenta el diario El Cronista, no se sienten cómodas con un tipo que cuando abre la boca destila sabiduría barata, es decir, que se las sabe todas. Tener “onda” y hablar de todo un poco no significa ser un genio en cada uno de los temas que se tocan.


Otro punto a tener en cuenta es quedarse hasta tarde en el trabajo. La clave con esta actitud es demostrar que siempre hay tiempo para ella, “la chica linda del laburo”. ¿Hablarle de problemas, esposa o ex mujeres? ¡No, jamás! Eso no sirve. Simplemente porque a ella no le interesa qué hacés cuando termina la jornada laboral.

La mirada es crucial. Pero cuidado cuando no va hacia el blanco elegido. Si pusiste el ojo en una compañera ya no cabe poner, al mismo tiempo, el ojo en otra. Suele molestar a las mujeres que el centro de atención pase a ser la competencia directa.

Cuando se trata de buscar el o los puntos de encuentro para el romance o la charla, hay que usar la cabeza. Si el lugar no permite un “face to face”, el MSN y el correo electrónico (incluso el chat que tiene el Gmail) son buenos aliados para el encuentro virtual. Pero atención con este punto, no ponerse pesado en el chat es la clave.
Llega la cita. Una cena en un lugar tranquilo es lo recomendable, según El Cronista. Y acá el dato mayor: a las chicas no les gustan los hombres lentos; es decir, si la invitó a cenar y no son precisamente amigos, hay que definir. No tirarse encima en la primera copa de vino, pero sí apuntar al ángulo antes de cerrar la noche.

Si se logró el objetivo, es importante no abrir la boca, no contárselo a los compañeros de trabajo como una victoria pues la chica en cuestión no es un trofeo. Callarse es de caballeros. Y eso, sin duda, suma puntos.